Diablada Ferroviaria Oruro
A MANERA DE PROLOGO
Hablar de la obra de Fernando Miranda es hablar del artista, del hombre que logra sacar el ajayu de las cosas, ese algo inexplicable a los ojos del los seres poco sensibles que encuentran el verdadero sentido de las cosas cuando miran con el alma.
El arte de Miranda , que data desde 1990, es severamente impactado por el espíritu mistico de los Andes y de nuestra gente, marcando un dramático giro en la vertiente original de su trabajo iconográfico mas ligado a la publicidad, producto de la Escuela Argentina de Fotografia. Quizas la profesión de técnico de grabación y música tenían latentes sensibilidades que encontraron la amalgama necesaria e los colores , los sabores y las riquísimas culturas de nuestra Bolivia.
Fernando Miranda en esta Historia de la Diablada Ferroviaria consigue con extraordinaria sutileza mostrarnos la persona detrás de la mascara, no deteniéndose en la clásica imagen folcloristica de esta danza nacional, sino abriéndonos las entrañas de una de las manifestaciones culturales imprescindibles para quien quiera tratar de entender el espíritu que ha dado fuerza a esta región fundamental en la economía y la cultura de Bolivia . Es una vez mas una reafirmación del artista en su intransigente culto por el ser humano sobre la tradición y sobre la propia imagen. El lector que se de la oportunidad de sumergirse estas paginas, encontrara a hombres y mujeres que entregan todo para preservar el verdadero espíritu de las cosas .
Juan Carlos Arana
Es comunicador social
Un poco de Historia
Gracias a la gran iniciativa de los componentes del sindicato ferroviario base Oruro principalmente del Sr. Mario Boya Mérida, surge la brillante idea de fundar la institución un 6 de octubre de 1956 que hoy lleva el gran nombre de Diablada Ferroviaria, la misma que incursiona por vez primera en los carnavales de 1957, siendo declarada ese mismo año ganadora de aquel antruejo empleando así, la larga meritoria trayectoria de esta entidad carrillera, que hoy es llamada por todos los allegados a ella, propios y extraños, como los muchachos del buzo rojo.
Fotografias de coleccion privada:
Lisbeth Mendoza
Joan Manuel Medrano